El corredor del laberinto

«Bienvenido al bosque. Verás que una vez a la semana,
siempre el mismo día y a la misma hora, nos llegan víveres. Una vez al mes,
siempre el mismo día y a la misma hora, aparece un nuevo chico, como tú.
Siempre un chico. Como ves, este lugar está cercado por muros de piedra
Has de
saber que estos muros se abren por la maña na y se
cierran por la noche, siempre a la hora exacta. Al otro lado se encuentra el
laberinto. De noche, las puertas se cierran
y, si quieres sobrevivir, no debes
estar allí para entonces». Todo sigue un orden
y, sin embargo, al día
siguiente suena una alarma. Significa que ha llegado alguien más. Para asombro
de todos, es una chica. Su llegada vendrá acompañada de un mensaje que cambiará
las reglas del juego. ¿Y si un día abrieras los ojos y te vieses en un lugar
desconocido sin saber nada más que tu nombre? Cuando Thomas despierta, se
encuentra en una especie de ascensor. No recuerda qué edad tiene, quién es ni
cómo es su rostro. Sólo su nombre. De pronto, el ascensor da un zarandeo y se
detiene. Las puertas se abren y una multitud de rostros le recibe. «Bienvenido
al Claro dice uno de los adolescentes. Aquí es donde vivimos. Esta es nuestra
casa. Fuera está el laberinto. Yo soy Alby; él, Newt. Y tú eres el primero
desde que mataron a Nick»
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